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II - Maneras de “intervenir” socialmente.

Última modificación
Fri , 09/05/2014 - 08:22

"La dignidad del hombre es el principal elemento de su regeneración, y debe respetarse y custodiarse piadosamente como una chispa de fuego sagrado que puede purificarle algún día".

Cartas a los delincuentes (1865)

"El hombre no es verdaderamente hombre sino por el ejercicio consciente de su voluntad. La del delincuente, que pasó los límites debidos, tiene que verse reducida a una esfera de acción muy limitada. Pero ¿se sigue de aquí que no se le deba dejar acción alguna, y que por un periodo de tiempo a veces muy largo, se la considere como si no existiese? Todos los días, y a todas horas se le estará diciendo al recluso que debe, y nunca se le preguntará si quiere. Esto, dígase lo que se diga y hágase lo que se haga, le rebaja, y no se elevará a sus propios ojos, ni se considerará como verdadera personalidad, si no hace alguna vez lo que quiere ".

Congreso de Roma 1885, Informes penitenciarios (1896)

"A esta voluntad, que libremente resuelve en lo interior, hay que dejarle en todo cuanto sea posible manifestaciones exteriores, porque si el penado no es más que un autómata movido por los resortes de la disciplina; si se estrella siempre con imposibilidades materiales; si el método que se le aplica tiene por objeto domeñar su voluntad, no dirigirla ni ejercitarla; o este objeto no se consigue, o se debilita el elemento que debía fortalecerse: porque el hombre es tanto más perfecto, cuando sus voliciones son más enérgicas y más rectas"

Estudios penitenciarios (1877)

"Como el visitador fatalista no ha de establecer en la penitenciaría cátedra de escepticismo, el creyente no ha de ser misionero; aquel lugar no es apropiado para la propaganda religiosa, y más fácilmente hará hipócritas que conversos".

El visitador del preso (1892)

"Se ve que las personas que atinadamente cultivan diferentes facultades tienen muchos recursos en sí, es decir, una actividad bien aprovechada, que da medios variados de mantener la armonía interior, y medios exteriores para la vida material; se ve que peligra la razón, y suele sucumbir, en el que tiene una idea fija, es decir la actividad toda concentrada en un punto y produciendo un desequilibrio que pronto llega a ser un trastorno completo".

Estudios penitenciarios. (1877)