Salir

 

Aviso IMPORTANTE
Hemos cambiado nuestro dominio. 
A partir de ahora nuestra web es fcst.unizar.es

VII - Delegar la soberanía no es renunciar a la responsabilidad individual.

Última modificación
Vie , 09/05/2014 - 08:41

"Las cosas van muy mal, se dice en todas las épocas, y siempre con verdad. ¿Y cómo irían mejor? Si en vez de echar la culpa a otro, cada cual examinara la parte que tiene en ella  y la suprimiese".

La Voz de la Caridad

Representatividad

"Los jefes supremos de las naciones, llámense como quieran, no son sus guías sus inspiradores, sino su reflejo; no dan el impulso, le reciben"... "Un pueblo ignorante y vicioso es esclavo. La representación de un pueblo esclavo es un tirano. Los elementos de la tiranía están en el pueblo: él es el que suministra siempre el hierro para sus cadenas. ¿Por qué en Roma muchos de los emperadores fueron fieras? Porque el pueblo era feroz. ¿Por qué en Inglaterra los reyes respetan el derecho? Porque una buena parte del pueblo piensa, trabaja, y acata el deber".

A los vencedores y a los vencidos (1869)

Legislativo

"El pueblo, que ve tranquilo la injusticia de los Códigos porque fía en las compensaciones de la arbitrariedad, se parece a los viajeros que se duermen bajo los árboles cuya sombra mata. Es subversivo de toda idea de justicia el que haya poder alguno superior a la Ley, a aquella regla siempre la misma e igual para todos los que se hallan en iguales circunstancias; y como al cabo la idea que se tiene de la justicia viene a ser su norma, el derecho de gracia llega a ser una concausa permanente de extravío en materia jurídica".

El derecho de gracia ante la justicia,

Ejecutivo

"Los gobiernos pueden sostener el orden material, y eso a duras penas"..."Pero los gobiernos no pueden mantener el orden moral, cuya perturbación cuando es grande, hace imposible toda especie de orden, porque se vuelven contra él los mismos encargados de conservarle, como de continuo lo estamos viendo. A mayor cultura y libertad de un pueblo, ya lo hemos dicho, mayor cooperación voluntaria de su parte es indispensable para el orden verdadero, porque hasta en la esfera oficial, hasta los empleados y funcionarios que paga el Estado, si no hacen más que lo estrictamente necesario para pasar, si no tienen virtudes sociales y amor a su obra, la ejecutarán tan mal como puede ver el que se pase por España por cualquier establecimiento público, con excepción, no de la dependencia entera, sino de alguno de los individuos que de ella forman parte".

La mujer de su casa (1883)

 

Judicial

"Cuando la opinión es complaciente para el mal, éste queda impune. Se dice que los jueces, que la policía, que la Guardia civil, que las autoridades no persiguen a los criminales, por esto, por lo otro y por lo de más allá: la verdadera causa es, que no inspira el crimen todo el horror que merece, y que la opinión en vez de auxiliar a la justicia, de hacerla necesaria, de imponerla, le sirve de obstáculo"..."Es imposible que sea buena la administración de justicia, si la justicia no es comprendida, sentida, practicada por la generalidad. El juez y la Guardia civil no son más que el instrumento de la conciencia pública formulada en la ley, que es letra muerta, cuando no existen en las almas los sentimientos que pueden darle vida".

Estudios penitenciarios (1877)

Si no hubiera más ladrones que los que roban a los particulares, aun se concibe orden y moralidad que hacen de todo punto imposible los que roban al Estado; ellos son los que convierten las ruedas administrativas en focos de corrupción, contribuyendo a contaminar la atmósfera moral, infinitamente más que los que están en presidio: el delito que se reprueba y se pena no ataca en sus fundamentos a la sociedad, sino el que queda impune y se honra".

Cartas a un señor (1871)

"Los peligros sociales no vienen de algunos centenares de culpables que la opinión condena, la ley castiga y la fuerza pública persigue y recluye, no; los peligros vienen de los malvados que no infringen las leyes o saben como infringirlas impunemente; de los que al apoderarse de lo ajeno tienen la fuerza pública de su parte en vez de tenerla enfrente; de los que trafican con las ideas y con los principios; de los que compran conciencia después de haber vendido la suya...".

 Congreso de Estocolmo 1890, Informes penitenciarios  (1896)